VIGILIA DE PENTECOSTÉS, 2020

Con corazones anhelantes nos reunimos virtualmente el sábado 30 de mayo, muchos miembros de la Familia de Schoenstatt y más personas, para una noche en oración e invocar la venida del Espíritu Santo.

No han sido tiempos fáciles, mucha incertidumbre y miedos nos embargan en esta pandemia.  Sin embargo, sabiéndonos unidos junto a nuestra querida Mater, al igual que en el Cenáculo los discípulos de Jesús, con mucha confianza y esperanza, iniciamos la Vigilia de Pentecostés.

La charla del Padre Carlos desde la Capilla de la Casa del Movimiento introdujo la velada, haciéndonos conscientes de que ese era un momento de encuentro, como comunidad, muchos Santuarios Hogar unidos en la espera del Espíritu Santo. Nos invitó a perseverar siempre en la oración y recordar las palabras del Padre Kentenich:  “La medida del deseo es la medida de la gracia”. El corazón que desea mucho, consigue llegar más alto.  También nos motivaba a tener un corazón agradecido que, por consiguiente, estaría abierto a recibir y se ensancharía de modo que estuviera preparado para que llegara el Espíritu Santo a habitar en él.

Continuamos con una Hora Santa dirigida, pidiendo a María su intercesión para implorar el Espíritu de Dios para todos. Alternando con unos bonitos cantos, de Javier y el Padre Carlos, él mismo, procedió a hacer la exposición de Jesús Sacramentado. Siete velas fueron encendiéndose una a una, simbolizando cada don del Espíritu Santo, y posteriormente muchas velas pequeñas que representaron a cada uno de nosotros, recibiendo esa luz del Espíritu, que nos ayuda a fortalecernos en el camino, iluminar a los demás y a “cumplir nuestra misión”.

En las horas durante la noche tuvimos la oportunidad de continuar en oración, en presencia virtual de Jesús Sacramentado desde una Capilla de Adoración Perpetua, siguiendo en forma virtual, lecturas, reflexiones, cantos y contenidos preparados y dirigidos por una pareja.   Durante cada hora se acentuó con meditaciones muy bonitas sobre cada uno de los siete dones y los frutos del Espíritu Santo.

Después de haber vivido ese tiempo de encuentro personal con Jesús, a la espera del Espíritu Santo, nos volvimos a reunir en un bello momento de Adoración al Santísimo Sacramento que el Padre Carlos nos permitió tener desde su Capilla. ¡Gracias Padre Carlos!

Finalizamos la Vigilia con una reunión en zoom, donde se compartieron experiencias y vivencias de algunos momentos que vivió cada uno, al recibir el gran regalo del espíritu del amor de Dios.

Participaron preparando y dirigiendo esta Vigilia: Sergio y Lulú, Benjamín y Ara, José Luis y Tere, Arturo y Vange, Chuy y Oli, Javier y Carmen, Eduardo y Ale, Nacho y Gilia, César y Laura y Julián y None. Cabe mencionar el arduo trabajo de soporte técnico por parte de Benjamín para la comunicación y la ayuda de Daniela para dar las entradas en la transmisión desde la Capilla.

Y un agradecimiento especial a Virginia, Susana, Teresa, Loli, María, Isabel, Mónica y la Hermana de María, Amparo, por su aportación en los textos para la Hora Santa.

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